Los artistas de todos los géneros padecimos la pandemia de una manera muy particular. Transcurrimos esta lamentable tragedia sanitaria lejos de nuestro hábitat natural, que es el escenario, y de nuestra fuente de alimentación espiritual, que es el calor de nuestro público. Debimos adaptarnos, buscar nuevas formas de llegar a nuestra gente y de expresar nuestro arte. Durante la pandemia, algunas formas de comunicar llegaron para quedarse. Una de ellas, los shows transmitidos en diferentes plataformas, nos dio la oportunidad de volver a los escenarios. Gracias a la Comuna de Bigand y a su ciclo «Nuestra música en las Redes» nuestro arte volvió a sonar, como una explosión de energías positivas hacia nuestro querido público. Éste ciclo, sin precedentes en la región, contó con 24 capítulos con shows en vivo y entrevistas a todos los músicos bigandenses. Durante nuestra actuación presentamos un repertorio que anticipa parte del nuevo trabajo discográfico y en el escenario conté con la grata compañía de Nardo González en guitarra, Sebastián Martínez en percusión y Raúl Dibene en guitarrón.

Quiero compartir con todos ustedes ésta actuación y la entrevista que me realizó el estimado Germán «Rana» Tombolini.

RT: Vamos al principio de todo. Donde nace tu amor por la música, por qué llega la música a tu vida, por qué llega el acordeón a tu vida. Vamos a empezar a desentrañar a Thito Amantte.
TA: Vos me dijiste que vayamos a mis comienzos, pero yo te diría que todos los días estoy comenzando. Todos los días es un comienzo. En casa mi mamá tocaba el piano, mi viejo soñaba con tocar el violín, pero antes no era fácil el acceso a un instrumento. En mi niñez, en casa, siempre estaba la radio AM, la vieja que tocaba el piano y yo que siempre me arrimaba a jugar, porque siempre se me permitió acercarme a jugar, pero siempre me decía «con amor, con cuidado» y hasta el día de hoy me pasa. Tomemos conciencia que es un instrumento musical y que es frágil pero que podemos jugar. Bueno, más tarde empecé a tomar clases con René Prol, con Norita Monateri, siempre en el piano y siempre muy vago, al punto tal de que si mi vieja me decía «Esto es así» yo hacia siempre lo contrario.

RT: Es que el estudio del piano suele ser un poco tedioso para un niño, no?
TA: Si, claro. Pero después marca toda una cuestión que con el correr del tiempo lo agradecí. Entonces, el comienzo arranca ahí. Después paso a la guitarra con José Luis Palmieri, Leo Liuti, Brian Prol, el Rafa Damiani, compañeros de la primaria, viste? Aprendí mirando los primeros acordes, después empecé a darle una cierta formalidad porque en casa me decían «Si vos querés abrazar este camino tenés que estudiar», y al principio era un hinchadero pero después uno va incorporando un cierto lenguaje, que nuevamente digo, hoy lo agradezco. Después, con el correr del tiempo, de andar mirando y escuchando músicos, descubro un instrumento que me fascinó, en las manos de quien hoy es un gran y querido amigo, que es Armando Martino. Entonces yo escucho y veo en ese instrumento esa dinámica, ese fuelle que se abría y se cerraba. A partir de ese momento, a cada acordeonista que venía al pueblo yo iba a verlo, y me quedaba colgado del escenario mirando y tratando de descubrir y de encontrar en ese instrumento cosas nuevas. Con el tiempo yo ya empecé a sugerir que quería tocar ese instrumento y a los 14 años me llega el acordeón. Imaginate que en el acordeón a piano comencé a aplicar los conocimientos del piano y la mano izquierda aprendí de ver a mi vieja, que cuando iba a tocar al campo, como no podíamos trasladar el piano,  ella llevaba el acordeón. Entonces, a los 14 tuve el acordeón en primera persona, pero un tiempo después, recibo de manos de mi vieja otro regalo importante, que era un casette de un músico que yo hasta ese momento desconocía, que se llama Raúl Barboza y entonces, definitivamente allí comienza el recorrido con el acordeón.

RT: Desde esos 14 años, en el que te colgaste el acordeón, escuchaste a Barboza y dijiste «este es mi camino», nunca claudicaste?
TA: No, la verdad que no. Sí experimenté, porque al mismo tiempo probé algo de bandoneón, de charango, instrumentos de viento, la viola siempre la seguí tocando, en algún momento toqué un poco de eléctrica, soy un curioso de la música. Pero en ningún momento determinado entendí al acordeón como instrumento de paso. Para mí el acordeón es un trasbordador. Estamos hablando de un instrumento que nace en 1820, pionero mundial de la estereofonía. A los 14 años no lo entendés, pero con el correr del tiempo vas aprendiendo que este instrumento tiene la dinámica del abrazo, que respira, que está junto con vos, entonces uno piensa «qué maravillosa forma de ponerle música al abrazo». En definitiva, nunca claudiqué. Experimenté, estudié otras cosas, pero el instrumento siempre estuvo conmigo.

RT: Vos me decías que se te hizo carne, el acordeón se te hizo carne.
TA: Pero claro, yo no entiendo otra forma de tocar teclas que con el abrazo. A mí el acordeón me lleva hacia adentro, mas que para fuera, me lleva hacia adentro. Y en definitiva, es un lugar donde yo me siento muy cómodo, porque desde ese lugar yo puedo elegir qué contar, qué decir. Qué nota tomar para poder comunicar.

RT: Vamos a dar un gran salto en tu carrera y vamos a hablar de un gran poeta que es Yuyo Montes y qué significó para vos.
TA: Yuyo Montes fue parte fundamental, antes que nada, de un momento bellísimo de mi vida que fue Caburé. Esa formación regional con la cual pudimos recorrer mucho. Fijate lo fuerte que es, que yo siempre que habló de Caburé tengo que hablar de nosotros, no puedo hablar en primera persona cuando hablo de Caburé. En lo personal significó el poder andar y el poder abrazar este camino de otra manera. De hecho, renunciamos a nuestros laburos y nos fuimos a vivir a Salta, a la casa de Yuyo Montes, que era quien escribía y componía nuestras canciones. Tiempo después, cuando Caburé se disuelve, vuelvo a estar en contacto con Yuyo Montes. Participamos de la grabación de varios discos del «Chaqueño Palavecino», de varios grupos salteños, de algunos grupos también de Bolivia. En ese regreso… Ya uno con treinta y pico de años, el Yuyo también mas maduro, ya en ese momento la relación fue otra, completamente distinta. Al punto tal que él ya no me llamaba Thito, me llamaba «Hijo». Y yo ya no lo llamaba Yuyo, y o lo llamaba «Tata». Fue algo maravilloso el poder acompañarnos y el poder compartir desde los momentos mas felices hasta los momentos mas duros, que son los del final de la vida de Yuyo. Entonces, vos fijate como son estas cosas tan fuertes que, tiempo después, en la Serenata Cafayate, cuando se lo homenajea a él, cuando sube Hernán, que es uno de sus hijos, y cuando subimos con los demás músicos, Hernán me dice: «el homenaje al Tata lo vas a recibir vos». Entonces el locutor dice: «recibe en nombre de Yuyo Montes», y yo lo recibí como un hijo, porque así fue esa relación. Hasta el dia de hoy lo tengo presente, hasta el dia de hoy lo lloro, hasta el dia de hoy me emociono recordando montones de cosas. Vos sabés que yo en Salta, en su casa, tenía siempre la pieza armada. Te acordás cuando grabamos el «Dale Chino», que el acordeón sonó en el Madison Square Garden? Bueno, esa vez me fui para allá, la vimos juntos. Arranqué desde acá solo, nueve y media de la mañana para llegar a verlo y compartirlo con él. Al Yuyo lo desvelaba el arte, la artística de la canción.

RT: Y cómo él lo ve en vos, ve en vos esa pasión. Y hasta tu nombre, Thito Amantte viene de ahi, no? porque un poco él te hace descubrir a vos el amor y lo amante que vos eras del arte.
TA: Claro, bueno, los que me conocen del pueblo saben que me llamo Ernesto, siempre me llamaron Thito, mi viejo siempre me dijo «Thito, Thito». Y Amantte surge en una charla justamente, cuando yo dejé el laburo, yo justo había terminado mi carrera en la facultad, y el sueño de mis viejos era que caminara una carrera universitaria, pero el sueño mio iba por otro lado. Entonces yo les dije, «cuando yo terminé la secundaria ustedes creyeron en mi para seguir una carrera universitaria, ahora dejen que yo crea en mi y siga mi camino junto a la música»

RT: Y hacia donde va Thito Amantte?
TA: Es una buena pregunta. Te cuento que durante la pandemia estuve tratando de lograr un equilibrio, buscando no perder el eje, en un momento donde el mundo está verdaderamente muy complicado. Eso lo sabemos, pero, a veces, pareciera que nos lo olvidamos. Entonces, eso hace que uno siga buscando para adentro y que termine intentando grabar un disco (digo, intentando al principio, ahora está terminado y es parte de este presente musical), donde yo sentí que le debía un homenaje a la música del litoral, un homenaje al chamamé, y a todo lo que implica la cultura del chamamé, y donde yo sentí que le debía un homenaje a ese artista que me deslumbró, que me conmovió, que me enseñó, que es Raúl Barboza. Yo sentí que le debía un disco homenaje, un disco conceptual donde pudiera desarrollar algunos aspectos que tenían que ver cómo mi vida se fue transformando artísticamente gracias a Raúl, que ya pasa a ser un «Chamán» de la música del litoral, ya trasciende a cualquier lenguaje musical.

RT: Da la sensación que artistas como él no solo llevaron al chamamé a otro nivel, sino que lo llevaron a otro público, no?
TA: Eso es maravilloso, porque cuando vos recorrés las disquerías de cualquier parte del mundo te encontrás en las vitrinas como que hay de ocho a diez elegidos. Frank Sinatra, Edith Piaf, los tres tenores, Charles Aznavour, Ástor Piazzolla, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa y Raúl Barboza. Entonces, a ese Olimpo no se accede si uno no viene de otro lugar.

RT: ÉL es Thito Amantte, seguramente lo conocen, pero mucha gente también podrá conocerlo a través de este ciclo. Van a conocer tu nuevo trabajo, a través de esta virtualidad que por suerte es una herramienta que tenemos a mano, y nos salva en esta pandemia que nos acecha.

TA: Yo quiero antes que nada agradecerte a vos y a la Comuna de Bigand, por este ciclo, por esta visualización que es lo que estamos necesitando. Muchas facetas del arte se vieron, se ven y se verán afectadas por mucho tiempo. También hay todo un entorno, como la parte de la técnica y de la realización que parece invisible y también necesita ser visualizada. Porque los músicos tenemos el privilegio de salir y que se ilumine un escenario, pero hay tanta gente trabajando delante, detrás, con uno. Me parece maravilloso que se visualice ese trabajo. Quiero agradecer nuevamente a la Comuna, a vos, a lo músicos que me acompañan, con quienes tengo el honor de compartir este proyecto, el maestro Raúl Dibene en guitarrón, el maestro Sebastián Martínez en percusión, el maestro Nardo González en guitarra, a Palmo Adario en la ingeniería de audio. A Juan Pablo Cartabia, responsable de los contenidos, a Julián Cartabia responsable de la gráfica y a Lucrecia Cartabia, responsable de la prensa y difusión. Hay muchas personas alrededor de Thito Amantte.

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